La aparición de uno de los fenómenos de El Niño más fuerte de los últimos años -que tiene rondando el fantasma del apagón en el sistema eléctrico- recordó las mil y una posibilidades para fortalecerlo y para garantizar el abastecimiento, aun en los peores momentos.
El gerente general de la panameña Empresa de Transmisión Eléctrica (Etesa), Iván Barría Mock, le explicó a El Espectador: “Estamos aprobando la ruta de 130 kilómetros de cable submarino y el recorrido total es de 600 kilómetros, vamos a entrar a Panamá 50 kilómetros después de la frontera. Estamos trabajando por los permisos para hacer los estudios con las comunidades indígenas, en este caso la Comarca Kuna Yala. Es posible que en mayo tengamos las autorizaciones, luego haremos unos estudios ambientales y para febrero o marzo de 2017 solicitaremos la construcción de la línea”.
La consolidación de este proyecto implica un hito para la industria continental, pues con éste se lograría la conexión de Chile hasta Alaska, prácticamente la unión eléctrica de América, según contó Barría.
A través de esta interconexión se transmitirán, en principio, entre 300 y 400 megavatios, más o menos lo mismo que hasta hace menos de una semana estaba generando la hidroeléctrica de El Quimbo y lo suficiente para iluminar el departamento del Huila. La mitad de esta generación sería comprada por el país vecino y la otra seguiría rumbo a Centroamérica, conectándose con Guatemala.
Si bien es una oportunidad de negocio interesante para las empresas colombianas, pues en época de alta hidrología permitiría capitalizar los excedentes de generación, también sería una posibilidad para adquirir un nuevo respaldo para un sistema eléctrico que demostró que a pesar de tener respaldo térmico se fortalecerá si tiene nuevas fuentes de transmisión.
Según José Arturo Quirós, presidente de la Cámara Colombiana de la Energía, “es muy buen negocio, ya que el costo promedio de generación de Colombia es más barato que la energía generada en Centroamérica. Es una gran oportunidad, ayuda a la integración y en épocas del Niño podrían entregarnos energía”.
La integración de ambos países llega en un momento apropiado y cuando los dos gobiernos tienen el objetivo, por lo menos en el papel, de darles mayor participación a las energías alternativas. Mientras Colombia, de acuerdo con la Unidad de Planeación Minero Energética, estará generando energía eólica en 2018, el país centroamericano espera que en cinco años el 75% de su generación sea de renovables.
Las diferencias que han tenido ambos países por la declaratoria de Panamá como paraíso fiscal por parte de Colombia y la disputa ante la Organización Mundial del Comercio por la imposición del arancel compuesto no son cuestiones de poca monta en el avance de la interconexión, aunque no necesariamente lo podría condicionar.
El presidente de la firma especializada en energía IEB, Jaime Alberto Blandón, considera que aunque hay un gran beneficio para el país si se tiene en cuenta que el 90% del año le estaría vendiendo energía a Panamá, el problema son las diferencias políticas y técnicas, que han afectado mucho el proyecto.
“Los ministros se dan la mano en los medios de comunicación, pero al otro día trancan los proyectos, es muy distinto lo que piensan y lo que hacen. Los procesos de integración requieren una madurez política de los países que no es fácil de lograr y por eso el proceso es lento”.
* Esta nota se hizo con el apoyo de la Feria Internacional del Sector Eléctrico (FISE).
Tomado del ESPECTADOR:
http://www.elespectador.com/noticias/economia/interconexion-colombia-panama-lista-2019-articulo-606330