La Cámara Colombiana de la Energía comparte la posición de la ANDI frente al actual panorama de la venta de excedentes de autogeneración al Sistema Interconectado Nacional.
Durante el pasado fenómeno de El Niño, el Gobierno Nacional promovió la conexión de los autogeneradores del sector comercial e industrial al Sistema Interconectado Nacional (SNI) para que inyectaran sus excedentes de generación y ayudaran a superar las fragilidades que este tenía por casos fortuitos sucedidos en concurrencia con la sequía que provocó el fenómeno climatológico.
Cabe resaltar que los excedentes de autogeneración provienen en buena medida de procesos de cogeneración que son de alta eficiencia o de procesos de aprovechamiento de residuos de ciclos productivos (o economía circular) que son beneficiosos para el ambiente. Esto hace que en el marco de los compromisos del COP21, el marco legal de la Ley 1715 de 2014 y la Ley 697 de 2001, los excedentes de autogeneración sean una fuente de electricidad deseable para nuestra matriz energética nacional.
Dicho esto, es incomprensible entonces que la regulación propuesta por la CREG castigue a los autogeneradores que inyecten excedentes a la red, al imponerles una carga de $40/kwh como “cargo por respaldo” sobre la energía que generen para sus autoconsumos, por el solo hecho de estar conectados al SIN. El mensaje que se envía va en contravía del mensaje del Gobierno Nacional durante el pasado El Niño; pues más que una invitación a vender sus excedentes a la red, es una invitación a desconectarse del sistema, al imponer una carga tan gravosa a los autogeneradores.
Por ello, es necesario que los excedentes entregados a la red paguen por el uso de dicha infraestructura, o que en el momento en que el autogenerador utilice energía de la red pague un extra por el uso de la misma, pero es incomprensible que se tenga que pagar una tarifa tan onerosa por los autoconsumos. La regulación propuesta va en contravía de las tendencias de aprovechamiento de circuitos de frío y de calor en la industria y de los procesos de utilización de desperdicios para generación de energía que son la tendencia en eficiencia energética en la industria y a los que apuntan las políticas del Gobierno Nacional como la Estrategia de Crecimiento Verde y los proyectos que se piensan implementar con los recursos del NAMA Industria.